jueves, 15 de enero de 2009

PRECOCIDAD SEXUAL

Los latinoamericanos, cada vez más precoces
Una encuesta realizada asegura que los adolescentes latinoamericanos tienen su primera relación sexual entre los 13 y los 15 años. La mayoría de ellos no utiliza protección
El Centro de Investigación Social de Venezuela, dirigido por el profesional Fernando Aznárez, fue el encargado de realizar este relevamiento sobre la conducta sexual de los jóvenes latinoamericanos. Y, según sus resultados, la primera relación tiene lugar, en promedio, a los 15 años, registrándose varios casos a los 13,
Las principales preguntas apuntaron al comportamiento con respecto al HIV, Sida y distintas enfermedades de transmisión sexual en hombres y mujeres jóvenes y solteros, a pedido de la organización Acción Solidaria.En la encuesta participaron más de 600 jóvenes de entre 12 y 24 años, de todos los estratos sociales .Los resultados arrojaron que el promedio de edad de la primera relación sexual es de 15 años. "Los varones se inician, en su mayoría, con personas de su misma edad. Las mujeres, con personas un poco mayores. La diferencia de edad con el primer compañero es mayor en ámbitos rurales y estratos socioeconómicos bajos", agregó el estudio.

De los consultados, el 79% tuvo al menos un encuentro sexual en el último año, y el 10% confesó haber pagado por sexo al menos una vez en su vida. En tanto, en los menores de entre 12 y 14 años, las relaciones se mantuvieron en el 68% de los casos.

Las conclusiones también aseguran que los jóvenes están más preocupados por un embarazo no deseado que por las enfermedades de transmisión sexual. No obstante, no tomarían las precauciones necesarias en ninguno de los casos.


Según la encuesta, un 93% de los chicos conoce el preservativo, y un 72% lo usó al menos una vez. Sin embargo, sólo un 16% aseguró utilizarlo siempre, y un 15,2% casi siempre.Por otra parte, un 10% dijo haberlo portado en su primera relación sexual, porcentaje más alto entre los jóvenes religiosos, que a su vez se inician unos años más tarde.Con respecto al HIV, un 97% conoce la enfermedad. Sus principales fuentes de información son los profesores y los medios de comunicación. Si bien un 20% dijo saber de algún portador del virus, sólo un 23,6% se realizó el test, a pesar de ya haber mantenido relaciones sexuales.


No hay diferencias sociales en el sexo.
No al menos sustantivas. Las niñas -relataron sin tapujos, pero a rostro cubierto- que se masturban cotidianamente, que hacen el amor con sus amigos o novios en sus casas y que para no perder aún la virginidad -que para la mayoría involucra necesariamente penetración vaginal- practican -a veces- sexo oral.
La mitad de las entrevistadas ya se había iniciado sexualmente y hablaban con mucha facilidad del tema, lo que contrasta con su grupo social, donde ni sus padres ni sus colegios les informan realmente sobre el tema. Por eso hice este documental, para mostrar la ceguera que hay en este país, sobre todo en la clase alta, donde los padres juran que sus niñitas ¡jamás harían algo así! Pero no saben que ya son sexualmente activas desde los 15”,
Con amigos, pero sin protección
las jóvenes relatan que sus encuentros sexuales no son casuales, sino con amigos de su entorno o con personas con las que tienen una relación de pareja.
¿Dónde lo hacen? En fiestas, pero preferentemente en sus propias casas. “A veces con los padres ahí mismo”, comenta la documentalista.

Las niñas entrevistadas reconocen que tienen sexo preferentemente en sus propias casas.Su osadía, desgraciadamente, va mucho más allá del lugar escogido para tener sexo, porque aunque reconocen tener información de sobra, no se cuidan, pese a que sus padres -los menos- se han mostrado dispuestos a comprarles pastillas anticonceptivas en caso que inicien su vida sexual.

“Pero no hablan con sus padres del tema por pudor. El resto, que es la mayoría, no se confiesa por miedo. Saben que habrá rechazo y ¡ni muertas les contarían! Porque son hijas de familias conservadoras y la opción de hablar del tema es igual a cero. Ahora, ¿por qué no se cuidan por su cuenta? Es una pregunta a la que cuesta encontrarle respuesta”.
Hay una cierta reticencia en estos grupos a tomar pastillas o usar condones, porque no quieren pertenecer al grupo de jóvenes que lo hace frecuentemente. “Allí les pesa la formación conservadora de la familia y el colegio. Le dan una connotación negativa a ser ‘la chica que toma pastillas’ o anda con el condón en el bolso, aunque tengan sexo frecuentemente. Eso lo hacen otros grupos, no ellas. Hacerlo, les hace sentir cierta culpa”.
De allí que el riesgo y temor al embarazo sea altísimo. Saben que si los cálculos fallan la sanción social en su medio será devastadora. Pero aún así no se cuidan. “Cuando perdí mi virginidad... No... fue sin condón”. “Una vez se me atrasó la regla 27 días y fue lo peor, ¡fue atroz!...Hasta que el test me dio negativo, fue un alivio”, dice una de las niñas.
Castas que practican sexo oral
En EEUU los hijos e hijas de familias conservadoras que hacían compromisos públicos de virginidad -portando incluso un anillo distintivo- no trepidaban en tener sexo anal y oral con sus parejas. Así podían dar rienda suelta a sus hormonas descontroladas y no romper su promesa de castidad, que reducían, extrañamente, sólo a la penetración vaginal.
Como no había temor de embarazo el condón quedaba descartado, lo que dejó por consecuencia a chicos y chicas con enfermedades venéreas de toda índole.

Confiesan realizar y recibir sexo oral, pero siguen sintiéndose vírgenes, pues su hímen aún sigue intacto. “No lo ven como una relación sexual, para nada. Es algo que está fuera de ese concepto. Quienes confesaban practicar sexo oral lo hacían para no perder su virginidad, que para ellas es que no haya penetración vaginal.
Otras, en tanto, cuidan su “castidad” recurriendo a la masturbación, una práctica que según la realizadora era común en todas las chicas. “Les encanta y saben cómo hacerlo”.

Saludos cordiales,
Ricardo


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